sábado, 1 de junio de 2013

¿Por qué hablar de calidad de la educación?


EMILIO VARGAS

Autor

En educación, calidad puede ser una muletilla, una palabra de moda. Por eso es necesario contextualizarla para definirla. Por ejemplo, para Abraham Magendzo una educación con calidad es aquella que es capaz a través del currículo, de valorizar y hacer suyas las formas de pensar y sentir que una comunidad tiene para enfrentar y darle significado a la cotidianidad, por tanto, es la educación que está permanentemente  asociada al desarrollo integral del individuo.
El término calidad posee una enorme potencia discursiva pues se instala sobre los deseos y anhelos básicos de la ciudadanía respecto a la  educación. Pero en la práctica este discurso posee significados muy diversos, incluso contradictorios, porque no todos entienden lo mismo,  o persiguen los mismos fines cuando se la reclama.
La actividad educativa no tendría sentido si no fuera por sus objetivos respecto a la sociedad a la que pertenece. En ese sentido, tratar ¿qué se entiende por educación de calidad? es un ejercicio que debe llevar a explicitar qué tipo de escuela se quiere, sobre qué valores se  construirá, qué procesos pedagógicos se privilegiarán y qué vínculos se establecerán entre calidad educativa y proyecto de sociedad.
En la literatura dedicada al tema, se  aprecian tres aspectos relacionados entre sí: educación de calidad, escuelas de calidad y sistema educativo de calidad. La educación de calidad se centra en aspectos curriculares. El debate sobre escuelas de calidad, también denominadas buenas escuelas o escuelas eficaces, es de carácter más práctico e incorpora aspectos de la institución escolar.
En tercer lugar, el debate sobre sistemas educativos de calidad ha tenido un notable giro, desde un énfasis en los niveles de cobertura educativa a un énfasis en aspectos como la equidad, la capacidad de apoyar la  experiencia escolar de los estudiantes culturalmente más desfavorecidos o los  mecanismos de apoyo a las escuelas. Hoy, prácticamente nadie defiende la idea  de que un sistema educativo de calidad es simplemente el que alcanza buenos  niveles de acceso y cobertura.
La calidad se refiere a lo cualitativo, o al menos a aspectos no necesariamente cuantificables de los procesos vividos en las escuelas. El cambio cualitativo, es asunto de cada escuela, de las personas que ahí trabajan, y de las relaciones que éstas establezcan entre sí, con los alumnos y con la comunidad a la que sirven.
En tal sentido, nadie puede negar que la calidad de la educación tenga que ver con el funcionamiento de la escuela y el aula, es decir, con los procesos administrativos, didácticos y pedagógicos. Lo que se hace en la escuela y en el aula es determinante en el aprendizaje de los alumnos, en su mayor o menor rendimiento escolar.
Estudios realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reportan que han encontrado un conjunto de elementos que inciden en el desarrollo de los estudiantes y se puede decir que han permitido llegar a dos consensos en esta temática: (a) La motivación de los estudiantes y los logros que han obtenidos se encuentran profundamente afectados por el clima particular de cada escuela. (b) Las escuelas en las que los alumnos obtienen un elevado rendimiento poseen un conjunto de características similares.
Las características comunes a las instituciones educativas de mayor calidad, ubican como criterios esenciales, entre otros: (1) La claridad de las metas institucionales; (2) La identificación de la comunidad de maestros, padres y alumnos con las metas institucionales; (3) Los vínculos alcanzados con la comunidad y con otras instituciones educativas; (4) El liderazgo pedagógico activo de su director; (5) La cohesión entre sus miembros; (6) La estabilidad y las oportunidades de capacitación de profesores y directivos; (7) La cantidad e intensidad del uso del tiempo en el centro; (8) La delimitación y precisión curricular que se tenga; (9) La claridad y periodicidad de las evaluaciones a los alumnos y la institución; y (10) El clima de la institución.
Como se puede apreciar, hablar de calidad de la educación es un asunto necesario, complejo y envuelve a autoridades, estudiantes, docentes, escuelas, comunidad en particular y la sociedad en general, pero aun así no es posible sustraerse a plantearla y trabajar para obtenerla, cada responsable desde el ámbito de acción que le corresponde.

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