La movilidad académica por parte de los docentes
dominicanos lleva directamente a pensar en sus vínculos formativos,
organizacionales y culturales con otros contextos fuera del país. Como tales,
históricamente se pueden identificar en este último medio siglo dos episodios
en que la universidad dominicana se ha visto enriquecida con la movilidad de
docentes. El primero se produjo por el desplazamiento –forzado- de una serie de
profesionales en la década del 40 como consecuencia de la guerra civil
española. El segundo episodio se refiere al establecimiento del Nazismo en
Alemania; lo que motivó que un pequeño contingente de refugiados judíos entrara
al país. Por estos acontecimientos, ingresan –principalmente- a la República
Dominicana un grupo de académicos que desarrollaron actividades docentes sobre
todo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Entre los más distinguidos de este hecho se destacan los
profesores: Carlos Dobal, Profesor Joseph Lawden, Flavio Espinal, quienes
inauguraron e impulsaron, a través de su actividad en diversos institutos
superiores especializados en áreas tan diversas como la antropología, botánica,
relaciones internacionales, geografía, geología, sismología, periodismo y
derecho comparado, la ciencia y las humanidades en República Dominicana.
Hoy, esta movilidad es en doble sentido, hacía afuera y
hacia adentro; y no sólo a nivel docente. Gracias al proceso de
internacionalización de la educación superior en el país, se está
experimentando en el Sistema Educativo Superior Nacional –todavía sin el empuje
de los programas INTERCAMPUS o ERASMUS, por ejemplo- un proceso de intercambio
de profesores y alumnos dominicanos con sus similares de otras universidades
del mundo, así como la movilidad de docentes extranjeros a la universidad
dominicana, eso sí de forma esporádica, y en especial, a nivel de doctorado,
para brindar cátedra en algunos de los programas con los que las universidades
dominicanas mantienen convenios de colaboración.
Reconociendo el panorama actual, se deben perfilar
algunos de los retos que el colectivo de docentes dominicanos debe asumir para
mejorar su actual condición. Para ello, es necesario reconocer la siguiente
situación: tanto la universidad, como el estudiante y el docente universitario
dominicano tendrán que desarrollar sus actividades en un contexto nacional e
internacional marcado por las siguientes características:
·
Un incremento acelerado y un cambio vertiginoso en las
formas que adopta la comunidad social, el conocimiento científico y en los
productos del pensamiento, la cultura y el arte.
·
Una evolución acelerada de la sociedad en sus estructuras
materiales, institucionales y formas de organización de la convivencia, modelos
de familia, de producción y de distribución, que se reflejan en el cambio
inevitable de las actuales formas de pensar, sentir y actuar de las nuevas
organizaciones.
· Unos contextos sociales que condicionarán la educación y reflejarán una
serie de fuerzas de conflicto los vertiginosos cambios de los medios de
comunicación y tecnológicos han ido acompañados por profundas transformaciones
en la vida institucional de muchas organizaciones y ha puesto en crisis la
transmisión del conocimiento y, por tanto, también a sus instituciones.
· Un análisis de la educación que ya no se la considera patrimonio exclusivo
de los docentes, sino de toda la comunidad y de los medios que ésta dispone,
estableciendo nuevos modelos relacionales y participativos en la práctica de la
educación.
En este sentido, asumiendo que la movilidad del docente
dominicano es de un importantísimo valor no sólo para su experiencia personal,
sino para su rol de formador e investigador, se puede destacar que en estos
últimos años el sistema superior dominicano ha experimentado un acusado avance.
No obstante la presencia de esta movilidad externa e interna con fines de
obtención de titulaciones de parte de
docentes dominicanos, por ejemplo de doctorado, la universidad dominicana
no se define aún por ser un proveedor internacional de docentes, como tampoco
un punto de referencia académica para otras universidades del mundo para atraer
profesores y alumnos. Sobre esto falta mucho por hacer a nivel interno en
República Dominicana.
Por: Dra. Lily Rodríguez
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