“La competencia pedagógica del docente universitario”
Si partimos de la concepción de competencias pedagógicas
asignadas como propias al quehacer del docente universitario, entre ellas se
pueden destacar diez, según señala Miguel Zabalza, que tienen relación con las
siguientes actividades: planificar el proceso de enseñanza-aprendizaje, seleccionar
y preparar los contenidos disciplinares, ofrecer información y explicaciones
comprensibles y bien organizadas, manejo de las nuevas tecnologías, diseñar la
metodología y organizar las actividades de aprendizaje,
comunicarse-relacionarse con los alumnos, tutorizar, evaluar, reflexionar e
investigar sobre la enseñanza y, finalmente, identificarse con la institución y
trabajar en equipo;todo forma parte de una visión y actividad de la enseñanza
en el ámbito universitario.
Como tal, estas competencias docentes son fruto de una
concepción pedagógica que las sustenta y que el docente las asume y ejecuta en
su actividad diaria, por tanto, indagar el estado en que se encuentra la
formación pedagógica del docente universitario dominicano se manifiesta como un
camino inexcusable para comprender el estado en torno a esta dimensión de su
actividad.
Además de la necesidad de actualización académica, el
dominio de los contenidos propios de una asignatura, el dominio científico, lo
relacionado con los procesos de investigación científica, el planeamiento y el
manejo de los componentes personales y no personales del proceso
enseñanza-aprendizaje, esto es, el saber pedagógico como competencia básica
para la acción docente, se manifiestan como un punto de inflexión dada su
carencia en la formación del docente en República Dominicana. Existe, pues, un
ángulo de atención pedagógica en la capacitación y actualización del docente
universitario dominicano en la actualidad.
Visto así, este tema es crucial no sólo porque sea una
dimensión ineludible para quien desarrolla actividades de enseñanza, sino
porque su carencia compromete los estándaresde calidad del sistema universitario
en su totalidad. Por tanto, frente a esta situación se abre una serie de
interrogantes que el sistema en general y el propio docente en particular debe
atender con la finalidad de superar este estado.
Obligados por este panorama se debe asumir que junto a la
pérdida de prestigio de la condición de profesor universitario, las condiciones
salariales, las carencias en términos de aulas, equipos, materiales, etcétera
en que desarrolla su labor el docente universitario, las
deficiencias de los propios centros de educación superior que frente a la
demanda improvisan a los docentes, muchas veces contratando a sus propios
egresados recién graduados, las deficiencias del currículo de muchas de las
carreras universitarias hay que sumar la carencia, casi generalizada, de una
formación teórico-pedagógica sólida en el docente de la Educación Superior
Dominicana en la actualidad. Este nuevo factor, así como los anteriores,
condicionan la baja formación profesional del egresado universitario.
Por tanto, la carencia pedagógica del docente
universitario, lejos de solaparla tomándola como insignificante, tiene que ser
encarada de manera decisiva en su formación, especialmente a nivel de
postgrado, por el propio sistema en general, mejorando los programas de ayudas
para su perfeccionamiento, de mano de la universidad, evaluando aquella
competencia como requisito de contrato; pero, sobre todo, debe formar parte de
la renovada visión de actividad docente universitaria que el profesor
dominicano está en condiciones –y en el
deber- de asumir como parte de su identidad y así superar el estigma
presente, que arrastra desde hace tiempo, sobre esta dimensión de su propia
actividad profesional.
Por: Dra. Lily Rodríguez
Fuente: La Información Digital
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