-Primera Parte-
El principal reto del docente dominicano es su formación
permanente, este es, uno de los mayores desafíos que tiene el docente
universitario –en cualquier otro nivel y en cualquier parte del mundo- es la
consolidación y su permanente formación. Esta tendencia también es destacada en
el Informe Delors –manifiesto en el capítulo: “El personal docente en busca de
nuevas perspectivas”-, al señalar que si se quiere potenciar los esfuerzos
desplegados en todas las áreas relacionadas con el quehacer educativo y lograr
la calidad que necesita actualmente la educación en general, el docente –en
acuerdo con las diversas instituciones educativas-, tiene que asumir una serie
de responsabilidades para con la futura sociedad en por lo menos cuatro
aspectos claves que afectan su adecuada actividad: la contratación, la
formación inicial, la selección y la formación permanente. Como se ve, dos de
estos puntos claves están comprometidos con su formación.
Existe, pues, la convicción mundial y unánime que mejorar
la situación deficitaria de la educación implica superar el estancamiento en
que se haya la formación del docente. Consecuentemente, si toda mejora
sustancial de la calidad de la educación pasa por el filtro de los agentes
educativos, donde la actividad docente se manifiesta como el punto de
articulación donde se apoyan los cambios, su formación pasa a ser una exigencia
sustancial –no coyuntural- del sistema educativo en general. Vista así, la
calificación del personal docente, de acuerdo a la Conferencia Internacional de
Educación de 1996 expuesta por John Fielden, se entronca en las siguientes
recomendaciones que el Sistema Educativo Universitario debe optimizar:
1.
Formación inicial: mejorar la articulación de la
formación inicial con las exigencias de una actividad profesional innovadora.
2.
Formación en el servicio: derecho, pero también
obligación de todo el personal educativo.
3.
Participación de los docentes y otros agentes en el
proceso de transformación de la educación: autonomía y responsabilidad.
4.
Los docentes y los actores asociados en el proceso
educativo: la educación, responsabilidad de todos.
5.
Las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación: al servicio del mejoramiento de la calidad de la educación para
todos.
6.
La promoción del profesionalismo como estrategia para
mejorar la situación y las condiciones de trabajo de los docentes.
7.
Solidaridad con los docentes que trabajan en situaciones
difíciles.
8.
La cooperación regional e internacional: un instrumento
para promover la
movilidad y la competencia de los docentes.
En esta línea y en el contexto dominicano hay quienes ya
han observado la atención de la formación como el elemento para superar el
problema de la baja formación pedagógica y científica de los profesores, y que
ellos mismos reconocen como grave. Entre estas medidas, según el estudio
realizado por Pablo Rodríguez y Manuel Herasme, la optimización de las competencias
pedagógicas y científicas para académicos, la creación de educación continua
para docentes en educación superior, la actualización constante y la movilidad
interna y externa del personal docente, el incremento de los requisitos para
ejercer la enseñanza en el ámbito universitario privado, especialmente, la
creación de mecanismos de intercambio entre las Instituciones de Educación
Superior para aprovechar las ofertas de capacitación y la delimitación de
mecanismos de auditoría y de regulación del personal docente...
Por: Dra. Lily Rodríguez
Por: Dra. Lily Rodríguez
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