viernes, 6 de julio de 2012

Los retos docentes de cara al porvenir



–Segunda Parte-

Todos aspectos planteados en la -primera parte- son retos actuales y de urgencia si, como se ha dicho, se acepta la idea de que la relación entre docente y universidad va más allá de una relación contractual, esto es, de acuerdo laboral, y se acepta la premisa que entre universidad y docentes existe una interdependencia de mutua relación.
En cuanto a los retos formativos del docente, a juicio particular, deben pasar inicialmente por la mejora salarial del docente en función de sus méritos académicos. No obstante, para que esta idea progrese en República Dominicana, el mismo sistema universitario debe asegurar a los docentes, como al público en general, programas de formación de calidad que se centren en la investigación y en una actualización científica cabal, a través de la mejora de sus programas de postgrado y, en especial, con la fundación de programas de doctorado dominicanos inexistentes hasta hoy.
Además, estos esfuerzos pueden conjugarse efectivamente si se crea un área curricular sobre didáctica general en la formación universitaria para todos los egresados así como programas de complementación pedagógica para los que necesiten reforzar esta competencia en el ejercicio de su actividad docente. Junto a estos retos, impostergables, se deben incorporar las nuevas tecnologías, considerándolas más que materialeseducativos, elementos de mediación de información y mecanismo para la construcción de redes científicas a nivel internacional.
Generalizando, luego de constatar la profunda imbricación con los cambios del propio sistema universitario y con los procesos de formación de la propia cultura nacional, no se puede dejar de afirmar que la situación docente no hace más que evidenciar el malestar educativo que ha caracterizado -y caracteriza aún- a la universidad dominicana. No obstante, quedan retos e iniciativas que hay que priorizar y ejecutar con prontitud, buscando, en lo posible, integrarlas al plano de las decisiones nacionales que se destaquen por gestionar la universidad desde una comprensión de calidad. Abandonar al docente ante este reto global y cualitativo, es descuidar una de sus principales fuerzas. Hay que ver, por tanto, al ejercicio docente como un campo de la realización personal dentro de la óptica de la excelencia universitaria.


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